sábado, 19 de junio de 2010

El Día Del Padre

Dice un dicho y dice bien: "padre no es el que engendra, es el que cría", con este agresivo renglón pretendo iniciar este escrito con el motivo de la celebración del día del padre.

Y es que sabes? Aun me preocupas, se que tal vez muy, muy en el fondo queda algún recuerdo, ya no digo que de nosotros como familia, sino un recuerdo mio, a quién decías querer y defender por encima de todo y de todos.

Tal vez sea la nostalgia que provoca la proximidad del día del padre, tal vez sea la fiebre que me hace más sensible, pero en este momento encontré una forma de justificarte, una explicación a tu emancipación que me provoca menos daño.


Creo en este momento que en verdad hiciste lo mejor para todos, tanto para tu economía como para nuestra salud mental, si supieras que mamá se enferma menos y que ya no llora de noche y de día por sentir que no cumple tus expectativas tal vez te sentirías más tranquilo y menos culpable.

Ernest? Ernest es un tema aparte, ya es un adulto, ya sabes como es él, siempre tan correcto, franco e incorruptible, sé que has tenido contacto con él, aunque nunca nos dice nada sobre ti, es prudente, a mi me tranquiliza el que no hable de ti por que así sé que estás bien y tengo la certeza de que tampoco ventila nuestra vida familiar. Por que sí, tengo una familia, una familia pequeña, pero cálida y unida.


De verdad espero que te encuentres tranquilo, sano, lúcido. Supe lo de Alejandro, una lástima lo que le sucedió y todo por un descuido. Ese suceso me hizo reflexionar sobre la fragilidad de la vida, lo que se tiene y no se disfruta, este tramo de hilo delgado y efímero al que llamamos vida. Quisiera que tu también reflexionaras, ya no por mí, no por los que fuimos tu familia, quisiera que lo hicieras por ti, estás próximo al tostón, es ya medio siglo y debemos recordar que si no aprovechamos cada momento sólo veremos como "se va la vida, se va al agujero como la mugre en el lavadero".


FELIZ DÍA ENGENDRADOR

Coplas de Jorge Manrique (Fragmentos)

Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor,
cómo, a nuestro parecer
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.

Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
por que todo ha de pasar
por tal manera.

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
que es el morir,
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir,
allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
y más chicos,
y llegados, son iguales
los que viven por sus manos
y los ricos.

Este mundo es el camino
para el otro, que es morada
sin pesar;
mas cumple tener buen tino

para andar esta jornada
sin errar.
Partimos cuando nacemos,
andamos mientras vivimos,
y llegamos
al tiempo que fenecemos;
así que cuando morimos
descansamos.

Ved de cuán poco valor
son las cosas tras que andamos
y corremos,
que en este mundo traidor,
aun primero que muramos
las perdamos:
de ellas deshace la edad,
de ellas caos desastrados
que acaecen,
de ellas, por su calidad,
en los más altos estados
desfallecen.

Decidme: la hermosura,
la gentil frescura y tez
de la cara,
el color y la blancura,
cuando viene la vejez,
¿cuál se para?
Las mañanas y ligereza
y la fuerza corporal
de juventud,
todo se torna graveza
cuando llega al arrabal
de senectud.